Artículo de «El Blog del Tordu» – Periódico cultural y patrimonial de Asturias – APE

Entre las laderas del Sueve que abrazan cálidamente el pueblo de Oles, donde los prados se alternan con bosque y piedra, aún se respira algo antiguo. No es solo historia, ni leyenda… es otra cosa. En el rumor del viento que baja del Fario, en el silencio de alguna cueva sin nombre, en el murmullo del agua que brota donde nadie la sembró. Ahí vive, o vivió, el Cuélebre.

Dicen los más viejos del lugar que en los montes que rodean el pueblo hubo —o hay— una cueva donde los animales no querían entrar. “Allí pasó algo”, susurraban, “y quien quiera saber más, que no pregunte”.

En la mitología asturiana, el Cuélebre es mucho más que una fiera. Es un ser antiguo, medio dragón, medio serpiente, con alas duras como la corteza del haya y ojos que parecen lucir aunque no haya luna. Su cuerpo enorme arrastra tierra y miedo, y su misión suele ser siempre la misma: guardar. Guarda tesoros, guarda xanas, guarda secretos que no deben salir a la luz.

En algunos rincones de Oles, sobre todo al borde de los caminos viejos que bajan hacia la mar o en aquellos cuyo horizonte se pierde hacia el Sueve, hay quien asegura haber sentido su presencia. No lo han visto, pero el aire cambiaba, los animales se callaban, el monte dejaba de sonar como siempre. Esos son, dicen, los rastros del Cuélebre. Más sutiles que una huella, pero más ciertos que una foto.

Pero no es justo pintarlo solo como un monstruo. El Cuélebre, en la tradición asturiana, es también un símbolo de equilibrio: representa lo salvaje que no debe ser domado, la parte del mundo que resiste al paso del tiempo. En Oles, eso se entiende bien. Aquí la naturaleza no se observa, se vive. Aquí el mito no es una historia vieja, es parte de cómo se nombra el paisaje.

Tal vez nunca lo veamos salir de una cueva, ni volar sobre el valle en una noche sin estrellas. Pero el Cuélebre sigue ahí. En las palabras que se dicen en voz baja. En los lugares donde los niños no juegan. En la cultura de un pueblo que ha sabido guardar lo suyo.

Breve visión sobre el cuélebre en la cultura Asturiana

Pasando a una visión más histórica, este místico ser (como muchos otros, curiosamente en la mitología asturiana),Con la llegada del cristianismo, pasar se ser un guardian de llos bosques a adentrarse en una demonización transformándose de un espíritu guardián a un «dragón del mal» al que hay que destruir.

En versiones cristianizadas de las historias sobre este ser, se le vincula con el pecado o se lo convierte en antagonista de santos (San Jorge, San Miguel…) mientras que en las más paganas, se plantean teorías que lo conectan con antiguos cultos al agua y a la fertilidad, donde las serpientes eran símbolos de regeneración o poder telúrico.

Aun así, en muchas zonas rurales, como Oles, la visión ambigua o respetuosa del Cuélebre se mantuvo como parte del imaginario popular. Podríamos decir que este ente sobrehumano ha sobrevivido sobre todo en cuentos transmitidos por vía oral, recogidos en los siglos XIX y XX por folkloristas como Xosé Caveda y Nava, Constantino Cabal o Ramón Menéndez Pidal.

La Cuélebre | Revista La Cuélebre

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