La característica imagen del paisaje asturiano, moldeado por la mano del hombre, incluye un elemento de gran valor sentimental y simbólico: el hórreo. Este granero multifuncional, sostenido sobre pilares y generalmente construido en madera, es un emblema de una Asturias rural. Su presencia es esencial para la identidad asturiana y despierta el interés tanto de locales como de visitantes.
Sin embargo, la situación actual de estas construcciones es preocupante y su futuro es incierto. El hórreo, parte integral de la casería (la unidad de explotación agrícola y cerealista), ha sido abandonado debido a la desatención de muchas caserías asturianas. Además, los cambios en la estructura agrícola de las caserías que aún operan —el uso del terreno principalmente para la ganadería, la sustitución de cultivos por pastizales y las innovaciones tecnológicas en la agricultura— han hecho que el hórreo sea visto como un objeto innecesario y obsoleto, destinado a desaparecer.
Indudablemente, el número de hórreos en Asturias disminuirá drásticamente en los próximos años, tal como ha sucedido en las últimas décadas, y probablemente a un ritmo acelerado. Las ayudas para reparaciones ofrecidas por el Gobierno del Principado y el mantenimiento de hórreos gracias al uso de casas rurales como segundas residencias apenas pueden frenar este declive. Este proceso es comparable, aunque más tardío, al ocurrido en el País Vasco en el siglo XVII y en Cantabria en el XIX. La notable abundancia de hórreos en Asturias no debería ocultar esta realidad, que ya es evidente en algunas áreas de la región.
Los esfuerzos deben enfocarse en preservar una parte significativa y valiosa de los hórreos existentes. Algunos de estos hórreos tienen mayor interés que otros, por lo que es crucial valorar aspectos como la calidad de la construcción, su antigüedad y la presencia de decoraciones talladas o pintadas. Una medida eficaz para proteger los hórreos sería catalogar las características de los existentes, tarea en la que aún estamos rezagados. Los inventarios realizados hasta ahora son escasos y varían en alcance, propósito y fiabilidad. Con el fin de contribuir a esta labor, hemos estado realizando un inventario personal, cuyos resultados del concejo de Grado vamos a exponer.
Hace años identificamos varios estilos artísticos en los hórreos asturianos. Definimos estilo como el uso de un mismo lenguaje formal, donde elementos individuales se combinan mediante convenciones similares, análogas a las letras formando palabras. Identificamos tres estilos, dos de ellos surgidos a partir de mediados del siglo XVIII, y un tercero anterior, desarrollado desde finales del siglo XV hasta el siglo XVI. Este último es el Estilo Villaviciosa, que se extendió en una amplia zona del centro de Asturias, entre los ríos Sella al este y Nalón, Narcea y Pigüeña al oeste. Grado se encuentra en el extremo occidental de esta área estilística.
Los hórreos de este estilo son los más antiguos de los conocidos en Asturias: grandes, robustos y bien construidos, con vigas de gran tamaño y sin corredor, a menos que este se haya añadido posteriormente. Su decoración incluye motivos geométricos o figurativos en las paredes y, especialmente, en los linios o vigas superiores de la caja de los hórreos.
Dentro del Estilo Villaviciosa distinguimos dos variantes: la decoración tallada y la pintada. La decoración tallada es común en los concejos orientales, especialmente en Villaviciosa, Piloña, Colunga y Cabranes. La decoración pintada es muy frecuente en Quirós, Teverga, Aller, Riosa, Las Regueras y Grado.
En Villaviciosa encontramos principalmente hórreos pintados, aunque también hay ejemplares tallados. Algunos hórreos pintados que observamos en 1982 y 1983 ya no existen. Otros, como varios en Sama, están gravemente deteriorados.
Es interesante señalar que los hórreos asturianos comparten ciertas características con los graneros elevados en la cultura celta. Estos graneros, construidos sobre pilares o estructuras elevadas, tenían la función de proteger las cosechas de la humedad y los roedores.
Aunque no hay una conexión directa y concluyente entre los hórreos asturianos y los graneros celtas, las similitudes en la función y el diseño sugieren influencias culturales compartidas a lo largo de la historia.
Desde un punto de vista jurídico, la protección de los hórreos en Asturias está contemplada en la Ley del Principado de Asturias 1/2001, de 6 de marzo, de Patrimonio Cultural. Esta ley reconoce los hórreos como bienes integrantes del patrimonio cultural asturiano y establece medidas para su protección y conservación. El artículo 58 de esta ley señala que los hórreos y paneras tienen la consideración de bienes de interés cultural, y por tanto, su alteración, demolición o traslado requiere una autorización específica de la Consejería competente en materia de patrimonio cultural. Además, se promueve la realización de inventarios y estudios para garantizar la preservación de estos elementos tradicionales.